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El organismo prevé una expansión del PBI global del 3,3 por ciento aunque ese pronóstico depende, en buena medida, de que mejoren las economías que “soportan tensiones” como Argentina, Irán y Turquía y las de “flojo desempeño”, como Brasil. El Fondo prevé que el país vecino crecerá 2,2 por ciento. De acertar, esa evolución podría traccionar la actividad en Argentina.
En su último informe sobre las perspectivas económicas mundiales, que difundió ayer, el FMI estimó que América latina crecerá 1,6 por ciento en 2020, luego del virtual estancamiento del año pasado (0,1 por ciento). El repunte esperado, igualmente, es menor al que había proyectado en octubre de 2019.
El FMI aclaró que las revisiones a la baja “están en parte compensadas por una revisión al alza del pronóstico de 2020 para Brasil, gracias a una mejora de la actitud tras la aprobación de la reforma de las pensiones y la disipación de las perturbaciones de la oferta en el sector minero”.
Para el país vecino, los expertos del organismo auguran un crecimiento de 2,2 por ciento en 2020, una recuperación que podría contribuir a traccionar la economía argentinas.
Sería relevante para la Argentina que, esta vez, acierten los pronósticos sobre la economía brasileña. En los últimos dos años, las previsiones del organismo para ese mercado resultaron el doble de optimista que la realidad. En enero de 2019, el organismo y muchos analistas entusiastas vaticinaban una expansión de 2,5 por ciento en el país vecino. Terminó creciendo entre 1 por ciento y 1,2 por ciento. En 2018 también habían fantaseado con un crecimiento cercano al 2 por ciento pero el mundo real marcó un magro 1,3 por ciento, en cifras del Fondo.
Fuente: La Capital.