Estados Unidos y China firmaron este miércoles un acuerdo que cierra el primer capítulo en la guerra comercial que las dos principales potencias venían librando desde hace casi dos años.
El acuerdo abre el mercado chino a más compañías estadounidenses, pero mantiene en vigor los aranceles a productos chinos.
Estos gravámenes permanecen vigentes, para que Estados Unidos pueda tener “una herramienta negociadora” de cara a la segunda y última fase del acuerdo, cuya negociación empezará inmediatamente.
El presidente de Estados Unidos señaló reiteradamente que las prácticas comerciales de China impactaban sobre la industria y el empleo en su país. El acuerdo, permitirá a Trump vender una victoria en una batalla que ha marcado su primer mandato, pero sus críticos podrán subrayar el
daño económico provocado por la larga disputa y el hecho de que los frentes más complejos siguen sin resolverse.
“China gastará más de 220.000 millones de dólares en los próximos dos años en productos estadounidenses”, dijo Trump.
Los cuales serán:
75.000 millones en bienes industriales,
50.000 millones en energía,
50.000 millones en prod. agrícolas (esto puede perjudicar a Arg)
45.000 millones en servicios
Eso perjudicará a empresas europeas y japonesas, que venían
cubriendo parte de esa demanda. También representa un riesgo para los exportadores argentinos de productos primarios, ya que mucho de los 50 mil millones de dólares en productos agrícolas son competencia directa de ventas argentinas.
Del mismo modo, el ordenamiento de las ventas de China a Estados Unidos hará más complejo venderle a Estados Unidos los pocos productos industrializados que hasta hoy se exportaban, por ejemplo tubos sin costura.
Los analistas insisten en señalar que debe esperarse una mejora general por que el fin de la guerra comercial impactará sobre el crecimiento de la economía mundial, facilitando la colocación de productos.
POR AMADEO SABATTINI